Razones (última entrada 2010)

Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida viernes, diciembre 31, 2010

¿Por qué?

Por todo.

Porque ha sido un episodio más en nuestro libro, un capítulo único, una pasada.

Por los rincones nuevos que hemos descubierto.

Por las canciones nuevas, y el placer de oírlas por primera vez.

Por los mágicos lugares que hemos pisado, que son sólo una pequeña fracción de todos los que nos faltan por pisar.

Por el trisquel, las gaitas en las calles, las conchas custodiando el sendero, los bastones, los bosques y el glorioso fin del camino.

Por las bromas privadas, por las risas a lo loco.

Por los abrazos y los besos no planificados.

Por las amistades que comienzan a marchitarse y a dejarnos atrás, y aquellas que empiezan a florecer. Y por esas que son inamovibles, inmortales como una gran montaña.

Por las tardes de agobio que luego acabamos echando de menos.

Por las prisas, y los momentos en los que paseábamos sin más relojes que la luz del sol del atardecer.

Por los libros nuevos, que cambiaron nuestra forma de ver el mundo.

Por esas obsesiones que duran dos días, o las que permanecen algunos años más.

Por esos sueños arraigados de la infancia que creíamos ya imposibles, pero que se cumplieron por arte de magia pasados los años devolviéndonos una ilusión perdida.

Por la música celta y los bailes estrafalarios.

Por el momento en que decidimos lanzarnos a luchar por lo que queremos, y no nos preocupó fallar o estrellarnos.

Por los poetas escondidos que tuvimos la suerte de encontrar.

Por todos esos días de incubación, dando a luz a una historia.

Por esas risas cómplices que nos salvaron de algún momento incómodo.

Por los momentos de desconsuelo absoluto, y cómo desaparecían en un segundo con la llamada de un amigo en el momento más oportuno.

Por esas reuniones con desconocidos, con quienes compartíamos una pasión común.

Por las expediciones a la aventura, las cortas noches en camas mugrientas y los eternos y agotadores viajes sobre ruedas, pasando como podíamos las horas.

Por esas personas que resultaron ser lo que no parecían.

Por el revivir de la niñez.

Por los reencuentros y las despedidas, por los momentos en los que finges no haber visto a alguien.

Por el buen humor en momentos críticos.

Por las noches perdidos por Babilonia, entre futbolistas enanos y toros rojos.

Por los días que creíamos insalvables, pero que acabaron siendo de los mejores de nuestras vidas.

Por las fiestas sorpresa, justo cuando sobre tu cabeza rondaban borrascas de melancolía y soledad.

Por las historias míticas que llegan a su fin.

Por las que aún continúan y no queremos que terminen nunca.

Por esas películas que no podemos dejar de ver una y otra vez.

Por volver a sentirnos alguien especial.

Por las batas de laboratorio, pipetas, micropipetas y las adorables E. coli.

Por las vistas desde la ventana. 

Por los montes y el mar. Por el aire puro y las colinas verdes, y el olor de la tierra mojada por la lluvia desde la puerta de la casa del campo. 

Por los planes improvisados y las locuras espontáneas.

Por los planes que luego se tuercen, pero en los que fue maravilloso trabajar.

Por las noches de verano bajo el cielo, dejando volar la mente hacia las estrellas y más arriba.
 
Por esos errores desastrosos que nos hundieron en la miseria, pero que no importaron tanto al aliviarnos después contándoselos a los amigos como una anécdota graciosa.

Por las sonrisas fugaces y las palabras emocionadas.

Por descubrir que el compañerismo y la amabilidad gratuita siguen vivos a ras de la hierba.

Por la melodía que arrastraba el viento, los libros de vikingos y la luna brillando sobre el castillo en el cielo rosado.

Por la familia. Por los niños a los que ves crecer.

Por las personas que te ven crecer.

Por las personas que crecen a tu lado.

Por las cosas que están cambiando, y ésas que nunca cambian y te esperan año tras año, para decirte que en el fondo sigues siendo la misma persona. Yo no lo llamaría rutina, sino hogar. Un hogar formado por tantas cosas que se extiende hacia un horizonte muy lejano, pero cuyo corazón siguen formándolo sólo unas pocas personas.

¿Por qué? Por vosotros. Por todo. Porque ha valido la pena y ha sido una pasada.

Y porque lo mejor aún está por llegar. 

Por esas razones, y por muchas más, ésta noche brindaré por la vida y sonreiré a vuestra salud. Todos seguiremos siendo los mismos tras esa última campanada, pero tendremos un nuevo sendero de papel a nuestros pies, listo para ser escrito.

QKRX


OS DESEO UN MARAVILLOSO FINAL DE VUESTRO EPISODIO 2010… ¡Y MUCHÍSIMA SUERTE EN EL 2011!

Una recomendación navideña

Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida martes, diciembre 28, 2010

Y sin entradas nuevas desde halloween... ¿Pero qué clase de bloggera soy? En fin, la verdad es que tengo excusas pasables para mi ausencia; los estudios me quitan mucho tiempo (entre trabajitos por aquí y examencillos por allá), y el tiempo que me sobra, bueno... Simple y llanamente, me da pereza ponerme a escribir entradas. La conocida perrez navideña, vaya. Pero bueno, no me preocupa esta laguna de inspiración: seguramente ya llegarán más ganas de escribir en época de exámenes XD.

Pero, volviendo al tema por el que vuelvo, me ha entrado el espíritu navideño y no podía pasar sin acercarme a desear muy felices fiestas al pequeño grupito de lectores de este blog de una cucaracha. ¡Feliz navidad! Y que ese pintoresco trío de Reyes Magos sean generosos con vosotros, humanos, así como lo sea el honorable Cíclope Calvo Volador para las cucarachas (¡Por supuesto, nosotras las cucarachas también tenemos nuestro propio ente navideño que nos reparte regalos la noche del 5 de enero! ¿O qué pensábais?).


Y ya que estoy, aprovecho para hablaros de un libro de cuentos muy apropiado para estas fechas. 



Doce relatos fantásticos, presentado por Wolfgang Hohlbein y como bien explica el título sin mi ayuda, es una recopilación de doce cuentos de varios autores alemanes, ambientados en diferentes escenarios invernales y siempre con un matiz fantástico. Los cuentos incluidos son los siguientes:

- El ángel corneja (Christoph Marzi).
- La torre de los magos (Brigitte Melzer).
- Invierno en los pantanos (Sabine Streufert).
- Bethanior (Katja Brandis).
- El cuchillo (Zoran Drvenkar).
- Noches de troles (Monika Felten).
- La fiesta (Nina Blazon).
- Nieve maldita (Susanne Rauchhaus).
- Tiempo hechizado (Reinhold Ziegler).
- Chrissa (Florian Wendland).
- El ojo élfico (Susanne Gerdom).
- Un cuento de Navidad (Wolfham Holbein).

 De entre ellos, destaco uno al que le he cogido cariño: La torre de los magos. No sé bien por qué es, si es por el tonillo de humor con el que está escrito o porque es un cuento corto que me atrae visualmente. La verdad es que, cada vez que lo leo, no puedo evitar imaginarme la secuencia de imágenes al compás de In the Hall of the Mountain King (Peer Gynt).




En fin, dejando a un lado los delirios musicales, espero volver pronto con cosas interesantes. Tengo algunas recomendaciones de libros-series-películas, algunas malas críticas que no sé si llegaré a escribir más por pereza que por otra cosa, e incluso algunas fotos curiosas que me gustaría colgar... si encuentro el cable de la cámara, claro.

Pues nada, espero que disfrutéis mucho estas frías navidades. ¡Nos vemos, amigos!


PD: No puedo, no puedo mencionar In the Hall of the Mountain King sin poner la versión de Apocalyptica. Perdonad la expresión, pero son la rehostia.