Guerra, sangre y muerte en el Mangafest

Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida jueves, noviembre 27, 2014

¿Qué? A ver si la prensa va a ser la única que puede jugar con los titulares alarmistas. Jum.

Seguramente habréis oído por ahí en los medios de comunicación, independientemente de si estáis metidos en el mundillo del manga o no, todo el lío que se montó en el Mangafest que tuvo lugar el fin de semana pasado en Sevilla. Que si policía, que si desalojo de gente en masa, que si se sobrepasó el aforo, que si podría haberse producido otro Madrid Arena... La gente está indignada con lo sucedido y las críticas a la organización del evento siguen extendiéndose por las redes sociales. Y es que el asunto tiene manga mandanga (chiste malo, soy consciente).
Yo estuve allí el sábado y me encontré en medio de todo el asunto durante varias horas. Y, la verdad, aunque al final pude acceder al interior, tengo que decir que encuentro muy razonable que la gente esté indignada. Yo también lo estoy.

Os cuento mi versión de los hechos


Mis amigos y yo habíamos quedado por la mañana para preparar nuestros cosplays. Tres de nosotros íbamos de enfermeras de Silent Hill; por tanto, venda-p'arriba-venda-p'abajo, que si échame más tinte rojo por el mono que está demasiado limpio, que si salimos o no salimos, llegamos al FIBES sobre la 1 de la tarde. A esa hora ya había una concentración inmensa de personas en la plaza del exterior, pero dimos por sentado que era gente fluyendo dentro y fuera del recinto para tomar un poco el aire o salir a comer algo. Así que nos dirigimos directamente hacia las colas para entrar.

Tengo que aclarar que todos nosotros teníamos la entrada previamente comprada por internet desde hacía más de una semana. Cuando las compramos, especificamos en la web que las queríamos para el sábado. Sin embargo, al imprimirlas en el papel sólamente ponía, aparte del código de barras y demás, "Entrada de 1 día". Nada de sábado, solamente "1 día". Doy por sentado que las entradas del viernes y el domingo eran iguales también.

Total, como decía, nos dirigimos a las puertas de entrada. Como había varias puertas, preguntamos cuál correspondía a la gente con entrada anticipada y nos indicaron una de ellas (no recuerdo cuál exactamente). Allí, durante una espera que se nos hizo eterna, empezamos a darnos cuenta de que ninguna de las colas se movía. Además, encima, allí no sólo había gente con entrada anticipada, sino también personas con entrada comprada en las taquillas y otras con el sello ya puesto en la mano, intentando volver a entrar.

Cuando la espera empezaba a ser ya demasiado larga, comenzaron a extenderse los rumores: que si el aforo estaba completo y no dejaban entrar a nadie más, que si seguían vendiendo entradas en las taquillas... Obviamente empezamos a mosquearnos por el hecho de que no nos dejaran entrar a pesar de tener las entradas compradas por internet, después de habernos currado el Cosplay y haber planeado el día con toda nuestra ilusión. Una de mis enfermeras siniestras fue a investigar la manera de poner una hoja de reclamaciones y, después de que la marearan durante un buen rato enviándola de un sitio a otro, acabó descubriendo que se estaban negando a dar más hojas de reclamaciones. ENCIMA. La recomendación que nos hicieron (desconozco si fue de parte del staff o de otro tipo de personal implicado, la verdad) era que llamásemos en masa a la policía para quejarnos de la situación, teniendo en cuenta la inmensa cantidad de gente con entrada que se estaba quedado fuera. Así lo hicimos.

Al cabo del rato, llegaron algunos policías; nosotros, desde nuestro sitio en la cola (donde ya habíamos empezado a hacer colegas, pues el aburrimiento y la exasperación de una cola inmóvil une a la gente hasta límites insospechados) sólo los vimos pasar al interior y nada más. La gente empezaba a agitarse y a gritar pidiendo que se les devolviera el dinero, aunque en ningún momento se formaron avalanchas ni se dieron altercados de enfrentamientos físicos ni grandes disputas. Vamos, que todos cabreados pero nada de peleas.

Sólo sé que poco después de llegar aquellos policías, las colas empezaron a moverse muy poco a poco. Los voluntarios que estaban en las puertas recibían órdenes de cuándo abrir y cerrar las puertas y comenzaron a dejar entrar a gente con cuentagotas. La verdad, es de admirar la paciencia y el talante que mostraron todos esos voluntarios con la gente, que se mostraba cada vez más impaciente y desesperada por entrar (y no es de extrañar: yo estuve a punto de marearme de tanto esperar de pie apretujada entre el gentío y sin probar bocado desde hacía demasiadas horas). Ellos supieron mantener una situación insostenible y es de agradecer su deseo por ayudar a la gente que esperaba para entrar.
Y por fin, por fin, POR FIN, nos tocó el turno de entrar. Creo que fue sobre las 4 de la tarde, 3 horas después de empezar a hacer cola (con el consiguiente hambre voraz que veníamos arrastrando).  Cuando pasamos por la portezuela de entrada, la encargada de vigilar nuestra puerta ni siquiera nos pidió la entrada. Ni siquiera comprobaron si teníamos algún trozo de papel en la mano. Nada. Supongo que esto se debió a la situación límite que estaba teniendo lugar, y supongo también que antes de que empezara el alboroto sí comprobaban las entradas, pero me gustaría señalarlo igualmente.

Cuando accedimos al interior con la decisión de no volver a poner un pie fuera hasta que nos echasen, aún dejamos a nuestras espaldas a muchísimas personas con entrada o sello intentando entrar. Y el asunto es que el interior del pabellón estaba igual de abarrotado. He estado antes en otros eventos similares y siempre suelen estar repletos, así que no me aventuraré a asegurar que se había sobrepasado el aforo de personas que cabían en el interior. Pero, desde luego, allí no cabía un alfiler.

Fue luego, desde dentro, cuando nos enteramos de los rumores. Al parecer había llegado la policía, pero esta vez a lo grande, y habían desalojado el exterior y cerrado definitivamente las puertas, echando a muchísimas personas con la entrada comprada y con el sello en la mano.

Esta fue, en resumen, nuestra odisea hasta que logramos entrar al Mangafest. Una experiencia desagradable que espero que no se repita en otras ediciones (si las hay). La organización del evento ha emitido un comunicado oficial en el que intentan aclarar lo sucedido. Alegan que en ningún momento se vendieron más entradas de las que permitía el aforo y que todo el embrollo se originó porque, al acabarse las entradas disponibles y cerrar las taquillas, la gente sin entrada acudió en masa a las puertas y se produjo un bloqueo que impidió que los que sí teníamos entrada pudiéramos acceder.

Pues bien, incluso si doy un voto de confianza a este comunicado y me creo que no se vendieron más entradas de la cuenta, a mí sigue sin convencerme esta justificación. Sigo pensando que la organización fue pésima y que sus errores fueron los que ocasionaron el desastroso desenlace del sábado. Cuando llegamos a las puertas, la cola era aún breve y nos quedamos muy cerca de la barrera de entrada, y allí no había ningún pelotón de gente sin entrada buscando información. Allí solo había gente con entrada con las puertas cerradas en sus narices. Además, incluso si este caso se hubiera producido en el resto de entradas excepto en la que yo estaba, ¿no pudieron colocar a alguien poniendo orden en las colas, como es lo normal, previendo la cantidad de personas que acuden en masa a estos eventos los sábados? También he llegado a escuchar casos en los que se le echa la culpa a la gente que se colaba en el recinto por puertas no-oficiales, llenando el aforo y dejando fuera a gente sin entrada. Señores, esto también es un error de la organización. Siempre que hay un evento social, la gente va a intentar colarse. Siempre. Hay que tomar medidas contra eso.

Como he comentado, el interior estaba llenísimo y fuera había demasiada gente con entrada. Huele un poco a chamusquina, la verdad. Voy a ser buena y a echarle la culpa de esta superpoblación al hecho de que en las entradas anticipadas no constase especificado el día para el que se habían comprado. Otro fallo de la organización

En resumen, que fue un fiasco enorme. Nosotros todavía tuvimos la suerte de poder entrar y disfrutar del Mangafest por la tarde, pero muchos otros no pudieron. Como persona apasionada de los salones que soy entiendo la enorme decepción que esto supone, y sé perfectamente los muchísimos seguidores que va a perder este festival en futuras ocasiones (repito: si las hay). Una lástima, teniendo en cuenta que éste en concreto estaba en auge. Pero, sinceramente, ellos se lo han buscado.

Agradezco una vez más desde aquí a todos los voluntarios que se toparon de bruces con una situación tan difícil y supieron lidiar con ella. Gracias por poner todo vuestro esfuerzo en que las cosas saliesen bien. También agradezco que los organizadores del Mangafest hayan puesto a disposición un servicio de devolución del importe de la entrada para los que no pudieron entrar el sábado.

...

Pero bueno, terminando con la extensa crítica (¿Tocho? ¿Quién ha dicho tocho?), doy paso al momento "wiiiii". La verdad es que, una vez dentro, pasamos una tarde muy divertida en el Mangafest. Wiiiiii.
¿Cuál soy?
Lo que empezó a levantarme el ánimo en seguida, después de todo el suplicio del exterior, fue el hecho de que la gente nos empezara a parar a saco para sacarse fotos con nosotras. Hacía años que no me cosplayaba y me hizo muchísima ilusión. Creo que no me habían pedido fotos desde que me disfracé del sombrerero loco en unos carnavales (una amiga me maquilló de tal forma que de verdad parecía Johnny Depp). Yo también me puse en seguida a pedir fotos a los cosplayers que me iban gustando. Recuerdo especialmente a un Big Daddy MUY currado, a algunos miembros de Akatsuki, a un Joker (de los de Jack Nicholson), a un Sora... La lástima es que, mientras esperaba en la cola, había visto a un Edward Elric y a un Rey Hielo que me encantaron, a los que no pude localizar dentro T_T Tengo una maldición con los Edward Elrics de los salones, nunca consigo foto con ninguno.

Aparte de nuestra repentina fama, el hecho de llevar toda la cabeza vendada me dio una curiosa sensación de libertad (vamos, el poder hacer el ganso sin riesgo de que me identificase algún conocido), por lo que fue muy divertido "cafrear" por allí. Aunque no todo se redujo a las fotos y a hacer el payaso; también estuvimos probando algunas de las actividades, las que la muchedumbre nos permitió: le sacamos algo de provecho a la ludoteca y también probamos una partida del Final Fantasy de mesa que habían montado.

Y, como no podía faltar, compramos cosas.

No sé si he comentado alguna vez por aquí mi gran amor por el merchandising. Me chifla. Estar rodeada de pequeños objetos sacados del universo de las series/libros/videojuegos/loquesea que me apasionan es una sensación maravillosa. Así que no podía faltar llevarse algún recuerdo, aunque fuese pequeñito. En mi caso cayeron unos pendientes de Creepers hechos con hama beads, una chapita que me tocó en una tómbola y un giratiempo. ¡Tengo un giratiempo! ¡Por fin!
Temblad, diferentes líneas temporales englobadas en una sola trama. Temblad.
En fin, que acabamos con los pies hechos trizas y la cabeza al rojo vivo de llevar todo el día las vendas puestas, pero fue un puro cachondeo hasta que nos fuimos casi a la hora de cerrar. Eso sí, me dio rabia no poder encontrarme con Silbilia por culpa del cachondeíto del no dejar entrar a la gente que había salido a comer. Y al final no pudimos apuntarnos a la mitad de las cosas que teníamos pensadas. Pero bueno, el recuerdo general es estupendo. Y no veas cómo perfeccioné el caminar raro de las enfermeritas de Silent Hill.



¡Qué bueno es frikear de vez en cuando con los amigos!

Esto es todo por el momento. Espero que hayáis encontrado interesante mi testimonio de lo sucedido el sábado y os haya gustado la parte feliz de esta "pequeña" entrada. No perdáis la esperanza, Mangafesteros.

 ¡Nos vemos!


Las manualidades de Cucaracha

Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida jueves, noviembre 20, 2014





Creo que ya he comentado varias veces desde el verano (por no decir que he estado dando la murga con el temita hasta recibir 3 amenazas anónimas de muerte), mi paso por las jornadas TdN de este año me ha dejado secuelas. MUCHAS secuelas, algunas más vergonzosas que otras. No he vuelto a mirar al papel higiénico de la misma forma El caso es que una de esas secuelas es mi repentina afición por hacer trabajos manuales. Es un hobbie que hacía años que no practicaba y que, oye, produce una satisfacción y un apacible placer difícil de describir (supongo que algo semejante a las sensaciones que despierta el cuidado de las plantas... Digo "supongo" porque no he cuidado de una planta en mi vida, sin contar mi Proyecto de Fin de Carrera).

Las primeras fotos corresponden a mis primeras obras hechas con gomaEVA. Me ha gustado el tema de hacer llaveritos de personajes de series, dibujos animados, videojuegos... Le tengo especial cariño al mini-Desdentao (cómo no), a Marceline y al chibi- Cthulhu. 

Las últimas dos fotos corresponden a otro tipo de manualidad. Mi "Buba" tuvo su origen gracias a un kit de costura de "Haz tu propio monstruo" creado y comercializado por Pasión DeSastre. Lo vi en las TdN y me enamoré. ¿Sabéis eso que dicen de que nuestro cerebro toma las decisiones antes de que lo sepamos? Pues algo así me pasó: en el fondo supe en cuanto lo vi que me lo acabaría llevando. Y así fue... ¡Y qué contenta estoy con esa "decisión involuntaria"! Buba ha quedado monísimo. Y me ha despertado el gusanillo de seguir cosiendo bichos. Ya tengo a mi próxima víctima...

Y nada, ahí sigo haciendo manualidades. Ya he hecho más llaveritos, pero aún no les he hecho fotos. Seguiré subiendo entradas con mis nuevas creaciones.

Y vosotros, ¿también le dais a las manualidades? ¿Qué tipo de cosas hacéis?

¡Nos vemos!