Ronda de mini-reseñas exprés

Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida sábado, septiembre 28, 2013

¡Hola a todo mundo! (¡Hola, Doctor Nick!)

Como hoy, después de mucho tiempo, vuelvo a sentirme con ánimos bloggeros, reaparezco por aquí. Simplemente, tengo ganas de darle algo de vidilla a esto, que está muy apagado.

Como podéis ver, a la derecha ha aparecido una nueva imagen, así como en tonos oscuros y rojizos. Pues sí, he tenido un verano bastante ajetreado con la edición de mi libro (y con otros asuntos de distinta índole) y por fin está a punto de dar su fruto. ¡De hecho, muy posiblemente la semana que viene haya más noticias! De cualquier forma, si pincháis en la portada de la derecha accederéis al blog de Ontromus, donde iré subiendo las noticias más importantes relacionadas con el libro. No quiero convertir este blog, que es algo más personal, en un blog de promoción de la novela, así que el que esté interesado en ella sólo tiene que afiliarse a ese nuevo blog.

Bueno, ¿Qué tal vuestros veranos? Yo no me puedo quejar: estoy muy feliz con cómo están yendo las cosas. Hace unos meses al fin me gradué, por lo que ya se me puede llamar “biotecnóloga” (aunque eso habría que hablarlo), y este curso voy a hacer un máster. Aún no me hago a la idea de que tengo una carrera. Os juro que en mi mente yo sigo teniendo 15 años, me acaban de quitar los braquets, todavía uso fotolog y me estoy planteando qué bachillerato escoger. Ah, y soy crepusculera a muerte…

…Todos tenemos un pasado oscuro. Pasemos página.

En resumen, que mi verano ha sido muy ajetreado, pero a su vez bastante relajante. Por fin he podido sentarme a leer un libro tras otro, incluso a releer alguno que me gustó en su día. ¡Cuánto tiempo hacía que no leía tan seguido! Y, sinceramente, ha sido un buen verano en ese sentido: normalmente, de todas las novelas que leo en un periodo de tiempo de duración X, sólo la mitad suelen gustarme lo suficiente como para sentir que debo recomendar ese libro. No sé qué me pasa, pero muchas veces me cuesta atinar con los libros que decido leer. Pero este verano, llámalo suerte o intuición, he conseguido dar con un puñado de buenos libros. ¡Y aún sigo!

Así que hoy voy a dedicarme a hacer una ronda de “mini-reseñas exprés” de algunos de los libros que he estado leyendo. No voy a pararme demasiado en ninguno de ellos, sino sólo a ofrecer una impresión rápida de lo que me han parecido. ¡Allá vamos!


Vampiro: Toreador (Wieck Stewart)

Es el primer libro de la saga de libros de clan del universo Vampiro. No sé si conocéis el juego de rol Vampiro: la mascarada que se basa en dicho universo. Para quien no lo conozca, los vampiros de este juego se dividen en varios clanes (13, si no me equivoco) que se distinguen entre sí por determinadas características muy marcadas en los vampiros que los componen, y que son comunes entre los miembros de su mismo clan. Las novelas de clan (una novela por cada uno de ellos) caracterizan muy bien a cada uno de dichos grupos. Este libro, como bien incida su título, se centra en el clan Toreador, los grandes amantes de las artes.
Me ha parecido una novela agradable de leer, aunque con una traducción un poco desastrosa. Pero, si nos centramos en la historia en sí, creo que su punto fuerte es la manera de definir las relaciones entre los personajes pertenecientes a unos y otros clanes. Hay mucho politiqueo de por medio, y en este inicio de la saga se sirven de estas “tramas sociales” entre clanes para aprovechar los estereotipos de los mismos y dar pie a un conjunto bastante decente. Al principio puede hacerse algo lenta, y ni los personajes ni la historia en sí son una maravilla, pero la segunda mitad consigue enganchar y aportar escenas bastante buenas.

Sin noticias de Gurb (Eduardo Mendoza)

Ésta ha sido mi gran relectura del verano (y de cada verano, en realidad). Es una pena que no llegue a pillar todas las referencias y sutilezas de este libro, dado que se trata de un relato humorístico desarrollado en Barcelona durante las pre-olimpiadas de 1992. A pesar de que haya pasado más de una década desde que esta simpática historia se desarrolló, yo la disfruto igualmente. El humor de Mendoza y esa forma de ridiculizar esos aspectos de nuestra vida mundana que nos parecen tan normales y “obviables”, pero que desde el punto de vista de un extraterrestre desconocedor de nuestras extrañas costumbres parecen algo digno de estudio y fuera de toda lógica, son tan propias de él y tan inimitables que me da igual lo desfasado del contexto: yo sigo releyéndolo y disfrutándolo cada vez. Y recomendándolo, por supuesto.

El letargo del pájaro de fuego (Laura S.B.)

Éste libro lo conseguí firmado en la pasada Feria del Libro de Sevilla. Tenía ganas de algún toque de ciencia ficción en mi verano literario (me quedé con ganas después del magnífico El juego de Ender, el cual no voy a incluir aquí al no haberlo leído este verano pero que igualmente recomiendo hasta la muerte), y dado que éste me llamaba la atención decidí leérmelo.  Me gustó mucho la manera de plantear la historia y asentar las bases, y considero que los personajes que se nos presentan resultan bastante humanos (es irónico decirlo, dado que no todos ellos lo son), de forma que consiguen hacer que te intereses sinceramente por ellos. Por eso me dio rabia quedarme con la sensación de que, hacia la segunda mitad del libro, a la autora se le escapasen un poco las riendas; no tanto de la historia en sí, sino más que nada de la forma de narrarla. En resumen, disfruté mucho con la primera mitad de la historia y no tanto con la segunda, pero aún así recomiendo su lectura.

Las aventuras de la Princesa y el señor Fu. La cosa de debajo de la cama (Patrick Rothfuss)

Entre mis lecturas veraniegas se ha colado un cuentecito. Pero no es un cuentecito cualquiera: es un cuentecito del autor de El nombre del viento, en el que se nota mucho su marca personal y su humor, que lo convierte en un cuento para adultos disfrazado de historieta infantil. Es un cuento ilustrado muy breve y de lectura fugaz, pero muy original en su distribución: tiene tres finales, de modo que el lector puede parar de leer en el final que más le apetezca (aunque, obviamente, no paras hasta llegar al último). Tal y como te explican en el libro, el primer final es muy dulce; el segundo es absolutamente horrible, y el tercero es el verdadero final, el final “Sí, soy Patrick Rothfuss”. Maravilloso si te gusta ese tipo de humor macabro y retorcido.

El club de la lucha (Chuck Palahniuk)

Cuando lo vi en la librería no pude evitar echarle mano, al tratarse de un autor al que quería leer desde hace tiempo y que dio lugar a una de mis películas preferidas. Puedo declarar que estoy enamorada del estilo literario de Palahniuk, tan distinto a lo que suelo leer. Es un estilo totalmente fugaz y dinámico, y se podría decir que “psicótico” (sí, creo que es la palabra adecuada). La historia es como una gran maraña de momentos y personas que acaban por entrelazarse tan íntimamente que, aunque se trate de una novela caótica y angustiosa en algunos puntos, deja un estupendo sabor de boca.

Alicia en el país de las Maravillas (Lewis Carrol)

Pues sí: ya iba tocando un clásico de tal calibre. La historia de Alicia siempre me pareció curiosa y rocambolesca, pero no he descubierto su la verdadera esencia hasta que no me he animado a leer el libro original (vamos, lo que suele ocurrir). Leyendo Alicia, una traducción antigua que mantiene los juegos de palabras originales del inglés, se me ha hecho evidente la mentalidad matemática del autor, transcrita en los inocentes ojos de la niña protagonista; la forma de aceptar y rebatir situaciones sin sentido, el frecuente y ágil uso del vocabulario para crear dobles sentidos o juegos que se valen de la fonética y el significado… Múltiples detalles que convierten una historia entretenida y sencilla en una obra digna de relectura debido a la habilidosa y magistral narración.


Y esto es todo. Ahora mismo, ya que de monstruos va la cosa (auto-referencia al canto), estoy leyendo otro libro que me está encantando: Frankenstein, de Mary Shelley. Me arriesgo a decir que me está encantando, pero poner una reseña de un libro que aún no he terminado no me parece correcto; esperaré a terminarlo para decir si lo recomendaría o no.

Y eso es todo. Espero que os hay gustado esta ronda de reseñas exprés tanto como a mí me ha gustado volver por estos lares a dejar mi huellita. Y muy pronto volveréis a leer novedades por aquí: aún quedan muchas, muchas cosas por decir en este blog.

¡Nos vemos!