Dealan

Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida viernes, septiembre 30, 2011

Dealan, grupo catalán de música folklórica con tintes diversos que a menudo recuerdan a lo celta, está sonando bastante últimamente en mi lista de reproducción. Tuve la suerte de verlos por primera vez tocando en una fiesta medieval, una mágica noche del verano de 2010. Me llamaron la atención por su buen directo, su habilidad para crear un ambiente que vibraba y bailaba a saltos por sí solo, y porque cada nueva canción sonaba mejor que la anterior.

He escuchado algunos temas de su disco Creuant els mons, y por lo que parece este año han lanzado otro título a su discografía, Impuls. Os dejo algunos temas y les pongo oficialmente el SCC (a.k.a. Sello de Calidad Cucaracha :P )




PD: ¡Esta tarde voy a conocer  Laura Gallego! *.* Va a firmar libros en una biblioteca de Dos Hermanas. ¡Qué ilusión!

Reseña "Días sin fin" - Sandra C. Gallegos

Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida domingo, septiembre 25, 2011

Hacía tiempo que no caía ninguna reseña por el blog. Tampoco soy mucho de reseñar todos los libros que leo, solamente alguno de vez en cuando. Hoy va a caer una sobre un libro que anuncié hace unos meses y que al final pude obtener, firmado y todo ^^



Se trata de Días sin fin (Sandra C. Gallegos), la nueva novela policiaca de la joven escritora, sumando así su segundo libro publicado. Antes de hablar del libro, aviso que puede haber (de hecho es bastante probable que los haya) algunos spoilers de la trama, así que lee la siguiente reseña bajo tu entera responsabilidad



Tengo que admitir que no soy muy aficionada a las historias policiales. Lo soy cuando comprenden alguna trama de misterio, como algún crimen por resolver o forman parte de una temática más amplia. Días sin fin no va exactamente en esa dirección, siguiendo una vía más bien de pura acción continua y de inmersión en las oleadas emocionales que los acontecimientos desatan en los personajes. Así que, abreviando, nos encontramos ante una cadena desenfrenada de escenas trepidantes que te mantienen en vilo hasta llegar a la última página.

La rapidez y la sucesión de escenas intensas son el plato fuerte del libro y, a su vez, su punto más débil. La historia se me ha pasado de forma fugaz, en un pestañeo, y creo que le falta algún tipo de ancla que haga que el libro ahonde en el lector y deje huella. En mi opinión, ese ancla que no termina de estar del todo pulida son los personajes; creo que no acababan de desarrollarse con naturalidad. Aun tratándose de personajes difíciles y en cierto modo desalmados como el temible jefe criminal Richard Hatch, me parece que el desarrollo de sus personalidades y sus diálogos se ha quedado un poco atascado en el esbozo del tipo de personaje que se supone que son, resultando algo forzados en conjunto. Aparte, he notado que a veces se presentaban detalles que chirriaban un poco en algunas escenas, restándoles credibilidad en cierto modo; como, por ejemplo, alguna sonrisa en un momento no muy apropiado, comportamientos o diálogos no muy acordes con la edad mental del personaje o su trabajo (concretamente, los policías van a menudo de cabeza a la lucha cuerpo a cuerpo, sin hacer uso del arma reglamentaria), búsquedas fugaces por ciudades o incluso países enteros en las que se da por supuesto que los individuos a los que se busca no se encuentran en la zona rastreada, o incluso pensamientos distraídos en mitad de un suceso de gran tensión. 

La narración, que se nota en mejoría respecto a la anterior novela de la autora, tiene sin embargo momentos de descripciones muy buenas y de bastante agilidad en el desarrollo de escenas de acción pura y dura. Describir una lucha con varios frentes y multitud de personajes es difícil, pero Sandra se las apaña para que no haya confusiones y el lector tenga claro qué está pasando a cada instante. A pesar del ritmo rápido, también existen ciertos momentos de introspección muy bien llevados, que consiguen tocar la fibra sensible. Tengo predilección por la tortura interna de Brian tras ser secuestrado, y sus pensamientos desesperados entorno a la muerte. También resulta interesante la lucha que se desata en su mente tras caer en coma, debatiéndose entre luchar o rendirse. Creo que Brian resulta ser el personaje más destacado, haciendo mención especial de Humphrey Trueman, que resulta ser el principal factor ambiguo y de sorpresa en la novela. 

Hay escenas que pueden parecer un poco cliché, aunque supongo que son inevitables en una trama policial. Como contrapunto, también hay detalles que sorprenden y se alejan de lo esperado, sobre todo en relación a la banda de criminales. Por otro lado, he de decir que creo que la elección de escenarios ha sido muy ocurrente y de miras amplias, visitando con ellos varias zonas del globo. También resalto la elección de los nombres, muy curiosa por su relación con los personajes en sí.

En resumidas cuentas, Días sin fin nos aporta una historia sin grandes pretensiones, con un continuo clímax y muy entretenida. Desde aquí le deseo lo mejor a Sandra con este nuevo libro y con los próximos proyectos que estén por venir. ¡Mucha suerte en todo! =)


Y esto es todo por hoy. ¡Nos vemos!

La torre

Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida martes, septiembre 13, 2011



Cuando los lazos que me atan al mundo se vuelven demasiado insistentes y atosigadores, o me siento especialmente sensible al lado poético de la existencia, corro a subir y subir hasta llegar a mi torre.

Es un lugar entrañable, un universo cálido y luminoso, silencioso y secreto. Un lugar muy íntimo en el que resguardarse. En mi torre hay una criatura escondida en la chimenea que sólo se atreve a salir cuando todos duermen; hay seres diminutos espiándote con sus ojillos achinados desde el montón de leña; hay hadas que revolotean bajo las bombillas al anochecer; espectros en las esquinas, voces que no pertenecen a ningún ser corpóreo, e incluso puedes llegar a ver dragones surcando el cielo en algunas puestas de sol desde la balconada.

Salir al exterior en la torre es una maravilla en primavera y verano, cuando el Sol ya no da de lleno y la temperatura aún tiene la templanza de la época cálida. Los atardeceres son azules, con betas doradas sobre las onduladas montañas y un resplandor místico sobre los tejados de la parroquia. Los ocasos son un espectáculo rosado y violeta, y a menudo arrastran melodías provenientes de lugares misteriosos. Pero lo más mágico llega con la noche, cuando la luz del castillo iluminado que pende en el horizonte eclipsa la tímida sonrisa de la luna en el cielo. Cuando la mayoría de las criaturas se atreven a salir a la luz de los faroles y el hechizo de la torre se desata en toda su extensión.

No sólo esas extrañas piezas de música antes mencionadas llegan hasta lo alto de mi torre. También el murmullo de la civilización, tan cercana pero tan remotamente distante. Como ya dije antes, la torre es un universo aislado del mundo, donde todas las historias cobran vida.

Los atardeceres en la balconada suelen sembrar el germen, una profunda emoción y un atisbo de completa paz con tu propio organismo y con la tierra de la que forma parte. La desnudez de esa curtida capa rígida que los momentos más afilados de la vida nos hacen aprender a construir; la torre lima asperezas y te devuelve la ternura innata en tu piel sensible con cada bocanada de aire. Y con esa desnudez viene la entrega y la conmoción ante escenas, vidas y personalidades que aún no tienen forma propia.

Y, con la noche, las historias comienzan a nacer. Ya en el interior, delante de la chimenea e intentando no hacer mucho ruido para no asustar a la criatura que se revuelve dentro de ella, las imágenes, la música y las palabras giran en un torbellino frenético. Y el éxtasis de ilusionarte como en tus días más tempranos llena los rincones de tu ser que hacían eco de esa voz, crítica y despiadada, que resonaba dentro en los momentos más duros. Música, imágenes y palabras son los que pueblan mi torre, los que aguardan la llegada de algún romántico para bailar a su alrededor. . Ellos son los que siembran de magia ese lugar, donde siempre habrá una canción a punto de sonar y una aventura esperando a que ese romántico tome sus riendas.

Mucha gente ha pisado mi torre desde nuestra llegada, pero no estoy segura de si alguien más la ha descubierto ya. Es una pena.

O más bien una bendición.

Redescubriendo Sonata Arctica

Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida martes, septiembre 13, 2011

Los conocía desde hace tiempo. Pero cuando me ha dado por escuchar en condiciones uno de sus discos... no he podido parar.






I (L) books (un test de esos)

Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida domingo, septiembre 11, 2011

Pues eso, la amiga Saskia me ha pasado este test. Como es sobre libros, mola. Y como mola, lo voy a hacer. ¡I (L) books! (Entiéndase "(L)" como el dibujito de un corazón. Como lo típico de I-corazón-NY. Como sale en el dibujo de abajo, vamos).



  1. El último libro que he leído: Días sin fin, de Sandra C. Gallegos
  2. Un libro que cambió mi forma de pensar: cuando era peque leí un libro que, en cierto modo, me ayudó a abrir la mente: Ulrico y la flecha de cristal. Después, supongo que cada libro ha cambiado un poco mi forma de pensar, aunque sea mínimamente. No recuerdo ningún cambio drástico en concreto. El que me dejó un poco trastocada fue 1984.
  3. El último libro que me hizo llorar: puf, soy mucho de llorar con libros. ¿El último? Bueno, la verdad es que, ahora que me doy cuenta, hace mucho que no lloro con un libro. De hecho, creo que no he llegado a llorar con ninguno que haya leido este 2011. Así que, supongo, el último sería Sinsajo, de Suzanne Collins.
  4. El último que me hizo reír: Choque de Reyes tiene sus puntazos, y también La cúpula (a pesar de no tener una temática muy divertida). Aunque, de los últimos, con el que más risas me eché fue con El castillo ambulante. Me enamoró ese libro.
  5. Un libro prestado que no me han devuelto: puedo llegar a ser muy protectora con mis libros. Me refiero a muy, MUY protectora. MUCHO. No creo que nadie se arriesgue a no devolverme un libro, vaya.
  6. Un libro prestado que no he devuelto... todavía: nada, nada. Intento no hacer lo que no me gustaría que me hiciesen a mí, así que siempre devuelvo los libros. 
  7. Un libro que volvería a leer: me muero por releer Los Juegos del Hambre (lo haré antes de que salga la peli). También me gustaría releer El castillo ambulante, la saga Harry Potter al completo, El nombre del viento, El desierto de hielo, Alas negras, La historia interminable... En realidad son un pico. 
  8. Un libro para regalar a ciegas: no sé yo si acertarías regalando un libro a ciegas: cada persona es un mundo. Pero bueno, supongo que regalaría El principito, que puede ser leido a todas las edades.
  9. Un libro que me sorprendió para bien: Diabólica, de Carolina Lozano.
  10. Un libro que robé: robar libros tiene que tener su encanto, pero luego me sentiría culpable.
  11. Un libro que encontré perdido: por desgracia, no me ha pasado. Lo máximo que he encontrado perdida ha sido una carta de "hamor" y encima estaba toda llena de faltas de "hortografía".
  12. El autor del que tengo más libros: he hecho el recuento y Laura Gallego le gana a Rowling. Creo que Agatha Christie le gana a ambas, pero los libros no son míos, son de mi hermana. Así que no cuenta.
  13. Un libro valioso: mi ejemplar de Dos velas para el diablo. Es exactamente igual que el resto de ejemplares de las primeras ediciones que sacaron, pero para mí es especial. También es muy valioso para mí un libro recopilatorio de Poe.
  14. Un libro que llevo tiempo queriendo leer: Un mundo feliz. Y también le tengo muchas ganas a La chica mecánica, a Nuestra Señora de París, a la saga de La materia oscura y a unos cuantos más. Tengo una lista hecha por ahí, pero no sé dónde.
  15. Un libro que prohibiría: hombre, no soy quien para prohibir un libro. Todos los libros sirven, aunque sea para decir "no pienso volver a leer un libro de este tipo en mi vida" y así dejar de perder el tiempo.
  16. El próximo libro que voy a leer: no sé si seguir con Tormenta de espadas o coger El color de la magia. Seguramente lo primero, pero ya veré.

Y ya está. Hay tanto por leer, si te paras a pensarlo... Los lectores fieles somos personas de lo más avaricioso; da igual cuánto consigamos leer, nunca tendremos suficiente.

Pues bueno, ¿a quien le paso el test ahora? La verdad es que estoy escribiendo esta entrada de madrugada y no tengo ganas de pensar. ¿Sabeis qué? Que lo haga quien le salga del crepúsculo, yo me voy a dormir. 

¡Buenas noches, amigos!

El personaje X

Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida miércoles, septiembre 07, 2011

Siempre, en todas las novelas que escribo, acaba por aparecer el personaje X. Bueno, miento; no en todas absolutamente. Por ejemplo, en el libro que me van a publicar no ha habido ninguno de este tipo; tal vez porque, al ser una historia algo más infantil, me he tomado la licencia de no profundizar tanto en los personajes y centrarme más en la historia. Pero, como decía, en la gran mayoría de las novelas que escribo (o, al menos, que planeo escribir) siempre termino enfrentándome a un personaje X.

¿Y se puede saber qué es eso? Pues, básicamente y en mi propia terminología, el personaje X es el tocanarices oficial de la historia. No para el lector, sino para el propio escritor. Ese tipo de personaje difícil, muy difícil. Difícil de plasmar por escrito, de reflejar en la narración como a ti te gustaría o, simple y llanamente, difícil de entender por completo aun siendo un producto de tu propia creación.

Los personajes X son mi perdición. Para mí son todo un problema; si al final resulta que escribir sobre él/ella es una tarea que me viene grande, el maldito personaje puede acabar ensuciando una historia que tenía totalmente controlada, que avanzaba en la dirección exacta en la que quería que avanzase. Pero, ¿y si al final lo consigo? El resultado es mucho mejor, sin ninguna duda. Así que la verdadera cuestión es: ¿merece la pena meterse en tantos berenjenales o más vale optar por hacer algo sencillo pero bien?

Por desgracia (o por suerte), casi nunca tengo opción de elegir. Confieso que soy completamente adicta a los personajes X. Es por eso que son mi perdición, porque aparecen sin ser llamados y luego nunca quieren irse. Una vez vienen a mí, me resulta imposible echarlos de la historia a la que tan bien se han amoldado. Así que, lo quiera o no, siempre termino con el marrón de tener que plantarles cara. 

Lo gracioso es que, por muy tocanarices que puedan llegar a ser, los personajes X son una de las mejores cosas que tiene el escribir.  Me encanta mucho, mucho, escribir sobre personas (o seres en general) con una personalidad y una visión de la vida totalmente opuesta a la mía. Ponerme en su piel y convertir a mi contrario en mi semejante. Cuando se trata de inventar y narrar historias, me encantan los retos, y resulta que los personajes X son uno de los retos más seductores. ¿Será por eso que no dejan de aparecer? ¿Será que las historias en vías de construcción son un suelo fértil para personajes difíciles a los que riego y abono sin darme cuenta? Quién sabe. Lo que sí sé es que a veces me siento un poco bipolar con esta extraña relación amor-odio que mantengo con ellos.

Porque esos maravillosos y malditos personajes X, esos a los que tanto odio y adoro, son unos de los principales causantes de que me cueste tanto terminar las historias que empiezo. Porque me entusiasmo con ellos cuando son recién llegados a mi imaginación y pienso "¿Por qué no? Es una locura tan grande que tiene que funcionar". Y después, a la hora de la verdad, me resultan tan imponentes que me hacen achicarme y retroceder sobre mis pasos, pensando que no fue tan buena idea. Tiene huevos que un producto de mi imaginación tenga más autoridad que yo.

Así que tengo que confesarlo: nunca he conseguido dominar totalmente a un personaje X, y no por falta de intentos. Estuve cerca de conseguirlo una vez, pero no pude porque la historia en sí no se sostenía sola y tuve que abortar el proyecto indefinidamente, con más de 400 páginas escritas. Fue una decisión difícil que me llevó años tomar, porque me resultaba duro abandonar a aquellos personajes con los que tanto me estaba familiarizando ya. Incluido el personaje X.

Pero esto no tiene por qué seguir así. Como aún faltan unos meses para año nuevo, he decidido hacerme un propósito firme de fin de verano: en el próximo proyecto, ese en el que estoy asentando los pilares ahora mismo, me enfrentaré al personaje X y lo venceré. Terminaré la historia, cueste lo que cueste. 

Si el resultado será el esperado o no... Eso ya lo veremos.

Fin de la encuesta: "Piratas vs Vikingos"

Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida lunes, septiembre 05, 2011

La he dejado abierta todo el verano, a ver cómo evolucionaba la cosa. Al principio, ambas opciones se mantuvieron más o menos igualadas pero, finalmente, el implacable público se ha decantado por una de ellas.

And the winners are...


¡PIRATAS, con un 58% de votos!


Si es que los piratas saben ganarse el afecto de los internautas con sus divertidos robos y saqueos y sus hilarantes masacres. Os digo yo que la dulce brutalidad de los vikingos está muy incomprendida, pero se han llevado más votos de los que pensaba que recibirían.

Y nada más. Pronto (o no tan pronto) colgaré otra cutrencuesta que se me ocurra y veremos qué opina la sociedad sobre las disyuntivas más insustanciales del universo. No es que esta página tenga mucho público, y las muestras tomadas no son muy representativas... Pero la gente que visita este blog mola más que el resto, así que vuestra opinión vale más. Que lo sepais.

¡Nos vemos!


PD: Siento las dos entradas-cortas-chorras seguidas, lo mismo ha sido mucha tela para almas sensibles.

PD2: ¡Me encanta el teaser trailer de Los Juegos del Hambre!

PD3: ¿He mencionado ya que me encantan las postdatas?

PD4: Dios, septiembre ha llegado y ni siquiera me he dado cuenta. El tiempo vuela.

Ya me puedo morir tranquila

Escrito por las patitas de Cucaracha en su guarida lunes, septiembre 05, 2011

Pues eso, que ya me puedo morir en paz.


Ya he visto los fuegos artificiales en el castillo Disney. Mi vida está completa.


PD: En realidad es broma. Antes de poder morirme tranquila tengo que ver la aurora boreal con mis propios ojos. Y el Machu Picchu. Y la Gran Muralla China. Y Venecia. Y el Stonehenge. Y demás rincones del mundo que ahora no recuerdo pero que quiero ver sin ninguna duda. Y también tengo que conocer a Maite Carranza, Rowling, George R. R. Martin, Patrick Rothfuss, los miembros de Nightwish y algunos persojanillos más que se me quedan en el tintero. Y también tengo que aprender a tocar el violonchelo y el bajo, ir a un concierto heavy, asistir a una persecución policial, tirarle la bebida a alguien a la cara, sobornar a algún empleado público, montar en un trineo tirado por renos, tirar un televisor por la ventana de un hotel, convertirme en la vieja de los gatos, tener un árbol y plantar un hijo. Y salvar el mundo, si se tercia; si no, pues aplaudo mientras lo salva otro. 
Y mejor me detengo aquí que, si no, esta entrada-corta-chorra se va a convertir en una entrada-larga-chorra, y encima me van a entrar ganas de irme a buscar la piedra filosofal para tener más tiempo de vida asegurado. ¡Nos vemos!